29 de julio de 2015

Círculo de cuatro patas

Era un círculo de cuatro patas redundante como él solo y cubierto por un hule con el mapa de España, Castilla La Vieja en verde descolorido. Solía ser epicentro de charlas más que de terremotos, de brisca más que de mus, y de gachas algunas tardes los noviembres. Era un disco duro de conversaciones que impregnaron también las paredes de temple, sin orden y sin templarios. Azarosas palabras que desvencijadas fueron olvidándose como la vieja mesa camilla en la que soñé este cuento. Es lo único que he salvado del muladar donde yacen sus huesos veinte años después.
Era un círculo con cuatro patas.




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